3.10.08

Crítica a la pelicula EL PERFUME


Si escribimos que "El perfume: historia de un asesino" es la adaptación perfecta de la novela de Patrick Süskind nos encontraremos seguramente con aquellos que piensan que es, de hecho, demasiado fiel al original. Aunque nunca llueve a gusto de todos creemos que, antes que nada, la película agradará a los muchos fanáticos que el libro ha venido creando desde su publicación en 1985. El joven alemán Tom Tykwer sale más que airoso a la hora de llevar al cine la historia que el mismísimo Kubrick tachó de "infilmable", salvando uno a uno todos los escollos que la trama original proponía hasta llegar a un majestuoso falso final y un dramático pero apagado eclipse de la historia. Primero, resolvemos la gran duda: sí, Tom Tykwer ("Corre Lola") resuelve bien la labor de expresar con imágenes la importancia que en el protagonista tiene algo tan intangible (y desde luego invisible) como el aroma. Se apoya en sabios movimientos de cámara, apropiados efectos especiales, una precisa banda sonora y una actuación más que correcta de sus actores (excepcional protagonista Ben Whishaw y excelente el agridulce Baldini creado por Dustin Hoffman). La película no es sólo la adaptación idónea de la novela de Süskind sino que es prácticamente perfecta en su medición de los tempos y las cantidades, como si el director hubiera hecho un ejercicio de alquimia para transportar las lecciones del alambique al estudio de cine (y a los exteriores de Barcelona y Figueres). Sólo durante algunos minutos después de la primera hora la película pierde algo de ritmo, pero parece que es más bien un acomodo a los requisitos argumentales de la segunda parte, cuando el amargo y cruel protagonista Jean-Baptiste Grenouille deja la experimentación para dedicarse, de pleno, a la producción de perfumes y a la requisición de materia prima. "El perfume" va a atrapar incluso a los más escépticos con la idea de una adaptación al cine: Tykwer sigue paso a paso las obligaciones del texto original después de haber resuelto los problemas iniciales con asombrosa inteligencia, de un modo que nunca antes en el cine se había conseguido, haciendo básicamente visible la esencia invisible de las cosas, el perfume. Advertimos de todos modos que nosotros, llevados por el entusiasmo, decidimos perdonar algunas bajezas de última hora, ciertos efectos especiales innecesarios y una voz que en off que pese a funcionar durante todo el filme (John Hurt narra en la versión original) se torna completamente innecesaria en su último tramo.

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